martes, 19 de marzo de 2013

Respect


Hoy trata de una reflexión profunda o no, probablemente nada poética. ¿Qué es el respeto? Según la RAE, y teniendo en cuenta las definiciones que vienen a colación del significado por el que me cuestiono, es:
1. m. Veneración, acatamiento que se hace a alguien.
2. m. Miramiento, consideración, deferencia.
Se venera a santidades por dignidad o grandes virtudes y a Dios, se acata con sumisión, también a autoridades y a normas legales. Con miramiento se respeta lo que se observa de una persona al ejecutar una acción, consideración para el trato cortés, y deferencia acato el proceder ajeno, por múltiples razones.
¿Pero esta definición nos aclara qué es el respeto? Para mi respetar se puede regir por la ley de, no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Respetar es no estereotipar, no juzgar, no tener unas expectativas negativas hacia una persona, tolerar sus creencias aunque no las comparta, ser amable en el trato. El respeto es a veces amor, es odiar pero sin molestar si no se puede evitar, es dejar hacer su vida a los demás, permitirles sus “necesidades básicas” entendamos por ellas alimentarse, higienizarse, garantizarle la intimidad que la circunstancias permitan, el sueño, el bendito sueño. Respetar no es mentir, y menos mentir por quedar bien, respetar es soñar sin robar el sueño de los demás, darse cuenta de los fallos, saber rectificar. Respetar es eso y mucho más. El problema no está en la definición, el problema está en quien respeta y quien no, el asunto complicado llega cuando alguien te falta el respeto, ¿debe uno seguir guardando respeto?, ¿tiene el derecho “moral” a perderlo también? Jamás en mi vida he perdido el respeto a alguien por completo, jamás comprometería ciertas cosas de la vida de nadie, en ocasiones reconozco no ser todo lo respetuosa que debo, siguiendo probablemente la Ley del Talión, que ya todos sabemos nunca trae nada bueno, pero a veces el corazón y las úlceras estomacales pueden más.

Que no decaiga el ánimo, Y*.

jueves, 31 de enero de 2013

Sus ojos


Caminaba con paso firme al borde del muro que separaba la azotea, del abismo de sus ojos. Como si no existiera el miedo, ¿a qué más podría tener miedo en ese momento? Cuando el mundo giraba en sentido contrario a las agujas del reloj.
Fueron esos ojos de reflejos verdes los que le hicieron perder el norte, olvidar cuales eran los ojos que alteraban su corazón desde que salía el sol, hasta que la última estrella se apagaba.
Él fue la seguridad de conformarse, de la cercanía y del aburrimiento. ÉL en cambio, era perderse, distancia, pasión, amistad, amor…
Era ese amor de juventud, esa locura que solo consigue la química de dos pieles que entran en contacto y se evaporan. Ese amor de siempre, y para siempre. De una u otra manera, siempre juntos.
Fue ÉL la piedra que la mantuvo para que el viento de la tempestad no la volara, fue el movimiento que la hizo desplegar sus alas para seguir adelante, fue el pilar y el apoyo que solo ÉL podía dar.
Llegó el momento de la perdición, de la soledad de decidir, que fue menos soledad gracias a ÉL. No importaba cuantas veces se hubiera perdido en el camino, el norte siempre ha sido el norte.
         Ese norte eres tú, el mejor amigo, compañero, amante que se puede tener. Sereno y justo como pocos, grande y único como solo tú. Por eso sé que saldrá bien, porque es nuestro momento, nuestro respiro, lo que hemos construido en la esperanza. Porque te quiero, niño de ojos negros. 


Para ti, y solo para ti, B. Que no decaiga el ánimo, Y*.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La pequeña Roma


Absorta miraba Raisa al anciano, que día tras día se sentaba en la mesa del fondo, junto a la puerta. Él seguía día tras día, la misma rutina, periódico bajo el brazo, un cortado flojito y con la leche muy caliente, el reloj pendiendo de su bolsillo y la chaqueta colgando en la silla de al lado.
Parecían hoy, las manecillas, moverse marcha atrás, seguían el ritmo de un vals, de la melodía triste de un baile de medio día. Faltaban diez minutos para las cinco, la mano de Raisa ya sobre el nudo del delantal, los ojos puestos en las gotas que golpeaban la cristalera y las ganas tras las puertas de ‘La pequeña Roma’. La radio avisa que son las cinco en punto, mientras arranca el delantal de un movimiento seco y lo coloca tras la cafetera, cuelga el bolso en su hombro derecho y pronuncia un rápido ‘Hasta mañana Nisa’. Camina sin mirar atrás hasta atravesar la puerta, solo se detiene un segundo a mirar la mano del anciano dando cuerda a su reloj, cruza la puerta a toda prisa y se dispone a cruzar el paso de cebra. Un charco empapa sus pies, mira al cielo y siente como la lluvia le cala hasta los huesos. Corre hasta refugiarse bajo la cornisa más cercana, esperando, sin paraguas, con los pies fríos, el pelo mojado, los ojos llorosos, los labios rojos y el corazón a mil. Suena el teléfono en el bolso, y con los nervios, y los huesos entumecidos del frío, todo termina desperdigado por los adoquines de la acera. ‘Ya estoy llegando’ escuchó que decían al otro lado de la línea. A Raisa le bajó una lágrima por la mejilla, borrando el ligero colorete que aún le quedaba.
No pasaron dos minutos y Axel apareció doblando la esquina, se acercó corriendo a Raisa mientras gritaba ‘¡Mamá! Estás empapada, vamos rápido a casa’. Raisa se agachó y le dio un beso a su pequeño, limpiando luego la marca del carmín en su frente. El niño giró a su izquierda y miró hacía dentro de ‘La pequeña Roma’, la tristeza apareció en su rostro, casi sin atreverse a mirar a su madre dijo, ‘Mamá, ¿abuelo ha recordado tu nombre hoy?’ 


Y*, que no decaiga el ánimo!

martes, 30 de octubre de 2012

En el recuerdo


A día de hoy no recuerdo como era un semáforo, si las ruedas de los coches son redondas o triangulares, si el sol salía por el este o se ponía por el norte.
A día de hoy solo recuerdo la letra de mi madre, su cara en la foto que está en la puerta de mi ‘chavolo’, el tacto suave y frío de su mano acariciando mi pelo recién cortado.
A día de hoy no consigo imaginar cómo sabe un filete, como sabe abrir el grifo y beber agua, como sabe un beso ni a que huele la libertad, más allá de este patio enrejado.
A día de ayer todo era una mierda, hoy todo está aún peor, a una hora de salir de aquí, de saborear la tan ansiada libertad, de ver las rejas desde fuera no consigo ver la salida al final del túnel.
A día de ayer pensé que hoy todo estaría mejor, pero no, no hay nadie ahí fuera, esperando por mi salida. Hace ya años que a la tumba de mi madre no la adornan mis flores, que mis hijos han olvidado que tienen padre, no los culpo. No me queda nada ahí fuera por lo que vivir, por lo que luchar, he vivido más dentro de estas cuatro paredes, que fuera de ellas.
Me despido de quien me recuerde, siempre he pensado que mejor tenerme lejos. Si existe algo después de esta pequeña agonía, nos encontraremos, si no, siempre estaré en el recuerdo.
Hasta siempre, Guillermo B. P. 

Y*
Qué no decaiga el ánimo!

martes, 18 de septiembre de 2012

Noches

Me gusta cuando tus dedos se enredan en mi pelo al decirme: buenas noches, que tu nariz se pierda en mi cuello, que la luna refleje en tus ojos verdosos, que el sonido de un beso sea el último antes de que los rayos de sol surquen un camino en los zócalos de la habitación.

Y*.
Que no decaiga el ánimo!

sábado, 8 de septiembre de 2012

Reloj inmóvil


Cuento los días para al fin verte aparecer sobre las vías,
miro el reloj cada vez que recuerdo tu sonrisa.
Repaso el abecedario para encontrarte en mi lista de contactos,
¿Podría en este momento, en este instante, hacer algo?
La lógica me pide contar diez segundos, quince, veinte, para hablarte,
el cuerpo me pide que no tarde ni cinco en besarte.
Te recuerdo a mi lado en la cama, mirándome fijamente,
y un escalofrío me recorre el cuerpo de solo pensar en tenerte.
Quizás me valga un día contigo, tal vez una vida no sea suficiente…
Ahora solo pido que estés tú, y después, el horizonte…

Y*,  que no decaiga el ánimo!

domingo, 22 de julio de 2012

Una carta especial (12/04/2012)


Esta carta la tuve que escribir como parte de la realización de una actividad en las prácticas del último curso de mi carrera. Fue para una persona muy especial, como todas aquellas con las que trabajé. Evidentemente el nombre ha sido omitido. (Gracias a todos mis niños por ese maravilloso año). 

Para K.:
A veces podemos creer que todos somos iguales, que nos parecemos en muchas cosas, pero cada uno de nosotros es una isla, diferente. Y tú eres una isla muy especial, eres inteligente y limpio como el aire que baja por sus montañas, amable como sus playas, cuidadoso como las mariposas que recorren sus flores, interesante como sus cuevas, fresco como los bosques del interior, responsable, respetuoso, compañero… único como una perla en el fondo del mar.
Pero siempre se puede dar un paso adelante, intentar conseguir cosas que a veces solo nos parecen un sueño, y si quieres puedes conseguirlo, tienes todo lo necesario, está en ti K., solo tienes que quererlo. Si quieres yo puedo darte la mano para tratar de ayudarte a conseguir ese sueño.
Si quieres estaré ahí para darte la mano, Y*.

Que no decaiga el ánimo, Y*.